La relación entre medio natural y grandes ciudades hace ya mucho tiempo se ha convertido en un tema que exige reflexiones no contingentes.La urgencia de su tratamiento no es privilegio de especialistas, cuya labor -imprescindible- suele estar confinada a espacios reducidos de la vida social; tampoco únicamente de los gobiernos, sin dejar de sobrepasar la responsabilidad central que les atañe en todos los espacios de incumbencia institucional; ni siquiera solo de las universidades, aun cuando se trate de espacios en los que le compromiso de producir conocimiento sea el eje que articula su existencia: aquí estamos todos implicados. El paisaje natural, la planificación y el ordenamiento urbano, las herencias que padecemos en esos órdenes del habitar común, y las proyecciones que es menester realizar; son aspectos insoslayables de una problemática que nos atañe. Como expresión de un compromiso específico con el tema y como manifestación del modo en que entendemos la relación con el territorio que nos hospeda y del que nos sentimos parte indivisible. 

Geología, paisaje, suelos, agua, medio físico, ciudad, cambio climático: la vida toda. Estos son temas de Buenos Aires Develada. La gran inestabilidad espacial y temporal de la zona en cuestión, y la potente idea de naturaleza dinámica encuentran aquí una expresión notable e interpelan con firmeza respecto del modo en que debemos afrontar el conflicto entre el beneficio individual (vinculado al uso de la tierra y la apropiación particular de recusos naturales) y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

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