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  • Editorial: Herramienta ediciones
  • Temática: Economía
  • Tamaño: 15x22 cm
  • Páginas: 144
  • ISBN: 9789871505623

La lógica incomprendida de El Capital

BIHR, ALAIN

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Sinopsis:

Para destacar la importancia de El capital, en el prólogo a la edición en inglés Friedrich Engels escribió que en el continente era considerado como “la Biblia de los trabajadores”. Más allá de la intención elogiosa, la metáfora es desafortunada, porque es un libro que no pretende transmitir verdades reveladas, ni prescribe normas de conducta para ganar el Paraíso… o alcanzar el comunismo. Su significación y trascendencia reside en la agudeza y profundidad con que expone las características y dinámica que el capital impone al antagonismo social y la explotación, incluyendo el entramado de justificaciones ideológicas, fetichismos e “ilusiones reales” sin las que no podría funcionar.

Por otro lado, es verdad que el libro fue concebido con el propósito explícito de ayudar a que el naciente movimiento obrero combatiera con más claridad y efectividad, y no sólo por sus intereses y reivindicaciones inmediatas, sino por “una revolución total” y “la creación de una sociedad nueva”. Estos principios, enunciados ya en Miseria de la filosofía, orientaron el formidable proyecto crítico-revolucionario que Marx desarrolló hasta el final de su vida y fueron a su vez precisados y ratificados en el curso de tan colosal elaboración.

Marx no se cansó de insistir en que la tarea de la clase trabajadora no era luchar contra tal o cual fracción de la patronal, ni debía ser reducida a combatir a la burguesía en su conjunto por su afán de lucro, porque de lo que se trataba (y se trata aún hoy) es de enfrentar y superar el insostenible metabolismo económico social del capital, antagónico, agonístico, expoliador, destructivo y, en definitiva, inhumano.

En tal sentido, era (y sigue siendo) imprescindible combatir la recurrente ilusión, que una y otra vez reaparece entre los trabajadores (¡y muy especialmente entre sus dirigentes sindicales y políticos!), de que el capital podría ser mejorado o humanizado. En las antípodas de tales espejismos, El capital realiza una crítica implacable del capitalismo y de la economía política, vale decir de la forma política que los economistas burgueses impusieron a las categorías con que analizaban este modo de producción, considerándolas eternas e inmutables, como si el capitalismo fuese expresión y culminación de la naturaleza humana. Muy por el contrario, Marx pone en evidencia que, si bien el capital fue capaz de impulsar un desarrollo productivo antes inimaginable, lo hizo imponiendo nuevas formas a las relaciones sociales, formas que, además de ser asimétricas e incapaces de satisfacer las generales y genuinas aspiraciones a una vida mejor, degradan a los hombres y mujeres hasta convertirlos en meros apéndices de un mecanismo de expoliación, alienado y alienante, orientado a la perpetuación ilimitada e irrefrenable del capital y “la valorización del valor”.

Por esa vía hemos llegado a la financierización y el desenfreno productivista de nuestros días, con sobreproducción y carencias, capitales ficticios y población superflua, despilfarro de recursos y agotamiento de bienes comunes, desperdicio y contaminación, robotización y explotación por desposesión, inconmensurable acumulación de riquezas materiales en un polo e insondable miseria en el otro. Y la praxis social tiende a ser subsumida por el capital, generando una catástrofe simbólica y de sentidos sin precedentes. Marx supo anticipar que el hacerse mundo del capital sería también el hacerse capital del mundo, lo que se ha concretado con la plena constitución del mercado mundial y la agudización extrema de disputas geopolíticas de alcance planetario. El mundo del capital como ya advirtiera Marx está “patas para arriba”, es un mundo “loco”, a lo que ahora cabe agregar que “el progreso” resulta ser una desenfrenada carrera hacia el colapso civilizatorio y/o el ecosuicidio.

Por eso es más importante que nunca leer El capital, a pesar de su extensión y la complejidad de algunos pasajes. Existen muchos textos escritos con el propósito de alentar a la lectura de la obra, algunos realmente buenos. Pero a mi juicio el que acá presentamos sobresale por dos motivos. En primer lugar, por la claridad y agudeza conceptual con que se elucida la lógica profunda que recorre y da unidad al conjunto de la obra, pero ha sido en gran medida incomprendida o desatendida por la mayor parte de los comentaristas. El segundo mérito a destacar es que, a diferencia de otros estudiosos que han afirmado o sugerido que bastaba con leer el primer volumen (¡o el primer capítulo!), esta sintética guía de Bihr pretende y logra orientar, paso a paso, la lectura de los tres libros de El capital. Por eso y para eso hemos elegido recordar los doscientos años del nacimiento de Karl Marx traduciendo y haciendo llegar a manos de nuestros lectores este pequeño gran libro.

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