La última dictadura tuvo como objetivo prioritario cambiar para siempre la matriz económica de la Argentina, terminar con la industria nacional, volver al modelo agroexportador y abrir las puertas a los capitales especulativos. Su herramienta más importante fue el terrorismo de Estado.
Cuando quebró la Patria financiera y la Plata dulce se convirtió en fruta amarga, con las devaluaciones del 81, su final parecía estar cerca, pero antes hubo un golpe dentro del golpe. Galtieri, el gran socio de Estados Unidos en la guerra sucia centroamericana, se puso la banda presidencial en el pecho y con Malvinas buscó estirar el tiempo de los militares en el poder; un sector del pueblo lo apoyó.
En Gran Bretaña, Margaret Thatcher en casi tres años de gobierno, prácticamente había destruido el Estado de Bienestar, y enfrentaba un fuerte rechazo de los sindicatos. Con Reagan formaban una alianza para terminar con el comunismo e implantar las reglas del libre mercado en el mundo.
Malvinas fue la guerra de dos gobiernos neoliberales tratando de sobrevivir El desembarco argentino para forzar negociaciones diplomáticas, que nunca tuvieron destino, generó una guerra con los propietarios de la OTAN, que produjo 649 muertes argentinas y un número similar de suicidios en la posguerra.
La democracia enfrentó las consecuencias del 82, con los vaivenes propios de cada uno de los gobiernos, entre un proyecto de país y un modelo de colonia. Argentina padeció la desmalvinización más cruel, la entrega del territorio, el petróleo y la pesca. Pero siempre volvió a pelear por su soberanía, denunciando el saqueo en todos los foros internacionales, y fue solidaria con quienes perdieron sus vidas por la guerra.
Este libro recorre la historia de las islas Malvinas desde su descubrimiento hasta nuestros días. En él se cuenta y se reivindica la historia de los héroes que combatieron allí, pero también se denuncia a aquellos que trataron de usar una causa justa para tapar sus atrocidades en contra del pueblo. Es también una obra para pensar el reclamo de soberanía en nuestra época, no sólo en las Malvinas, sino también en las Georgias del Sur, las Sandwich del Sur, en Antártida Argentina y en los espacios marítimos e insulares correspondientes, en un mundo donde los alineamientos geopolíticos y las luchas por los recursos naturales tienen plena vigencia.

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