Como en varias de sus obras, Dostoievski crea un narrador en primera persona y sin nombre. Se trata de un joven soñador y solitario que se vaticina una vejez solitaria.En uno de sus cotidianos paseos por las calles de Petersburgo se encuentra con una joven.Hasta ese encuentro jamás había hablado con una mujer. A lo largo de cuatro noches y una mañana, el joven cree haber encontrado por fin el alivio tan esperado a su soledad.